viernes, 29 de mayo de 2015

Cuento: Libertad de expresión

Y las azules, las del abuelo, las dejas en su cajón, con el resto de sus bragas. Que las vea.  Que ya sabes lo que le gusta quejarse de que no le dejamos travestirse.

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¿Recordáis que os conté que me seleccionaron dos cuentos para la final semanal del concurso Relatos en cadena y que tuve que elegir uno? Pues este es el que, con todo el dolor de mi corazón, tuve que descartar.

Hay gente que me ha dicho que les gusta más este, otros, que Una herencia peligrosa era mejor. Siempre tendré la duda de qué habría ocurrido si hubiese elegido este. Sin embargo, ya no vale la pena pensar en eso. La elección que hice me ha llevado a la final anual del concurso, así que quizá haya acertado.

Y a tí, ¿cuál te gusta más, Una herencia peligrosa o este Libertad de expresión?

jueves, 28 de mayo de 2015

Story: A dangerous heritage

- And the blue ones, grandfather´s ones? - Marius asked, popping out two wands from the large chest.
- Do they work? - his mother answered without looking at him.
The kid examined them carefully. The first one was sky-blue with a white tip. Merlin style, without doubt. Transformation spells. He did some fancy footwork and a stream of sparks shot out, impacted on some fabric and converted it into iron.
The second one was very dark. Necromancy. He made a movement and a plume of thick, black smoke meandered until it touched a dead fly, who began to rub its little legs.
- Yes. Both.
- Then hide them here, quickly. The Inquisition will soon come.

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I have not become crazy. This text is in english because a colleage asked me to translate the story Una herencia peligrosa, the one I made for the radio. I did it - then another colleage corrected it - and this is the result. I hope you enjoy it. And remember, if you like it, Share it!


No me he vuelto loco. Este texto está en inglés porque un compañero de trabajo me pidió que tradujese la historia Una herencia peligrosa, la que hice para la radio. Lo hice - tras lo cual otro compañero lo corrigió - y este es el resultado. Espero que lo disfrutéis. Y recordad, si os gusta, ¡compartidlo!


lunes, 25 de mayo de 2015

Un día espectacular

Semana de emociones fuertes. Si el lunes pasado ya fue un día inolvidable, lo do hoy ha sido espectacular. Final mensual de Relatos en cadena de la Cadena Ser. Luis Eduardo Aute en el jurado. Uno de los votos viene del público. En lugar de haceros spoilers, os dejo el audio para que lo podáis oír.
¿Ya lo habéis oído? ¿Qué os ha parecido haber vuelto a escuchar Una herencia peligrosa? ¿Y haber oído cómo ganaba con los votos del público, del director de la Escuela de escritores y de, OJO, de Luis Eduardo Aute y así pasaba a la final Anual? Yo he tardado un rato en creérmelo y un rato más en dejar de temblar de emoción y nervios. Cuando he colgado el teléfono debía tener unas 160 pulsaciones por minuto. Era el momento ideal para iniciar mi carrera como ladrón de panderetas. 

Haciendo números, hay una media de unos 700 cuentos por semana, 4 semanas por mes y, al final del concurso, que creo que acaba en Julio, habrán sido 10 meses. Total, 28.000 cuentos y el mío es uno de los 10 que llegan a la final. No sé vosotros, pero a mí me ha dado un poco de vértigo.

Así que GRACIAS. Gracias a todos los que me habéis apoyado votándome, animándome o de cualquier otra forma para poder llegar hasta aquí. Y ahora, al tema.

Esto es todo de momento. Tan pronto como sepa cómo y cuándo podéis votar para la final anual os avisaré. No lo dudéis.

viernes, 22 de mayo de 2015

Cuento: Una herencia peligrosa

—¿Y las azules, las del abuelo? —preguntó Marius sacando dos varitas del arcón.
—¿Funcionan? —le contestó su madre sin mirar.
El niño las examinó despacio. Una era celeste con un remate blanco en la punta. Tipo Merlín, sin duda. Conjuros de transformación. Hizo una filigrana y un chorro de chispas salió disparado, impactó sobre una tela y la convirtió en hierro.
La segunda era muy oscura. De Nigromancia. Hizo un movimiento y un humo negro y espeso serpenteó hasta alcanzar una mosca muerta, que empezó a frotarse las patitas.
—Sí. Las dos.
—Pues escóndelas aquí, rápido. La Inquisición no tardará en llegar.

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El cuento de este viernes viene con trampa. Es el que ganó la final semanal del concurso Relatos en Cadena de la Cadena Ser. Y digo que viene con trampa porque os voy a pedir que lo compartáis y que, si no habéis votado, lo hagáis aquí. Ya sabéis, Ganador de la semana 29.

Por favor, no votéis dos veces o vuestros votos no serán válidos.

PD: pase lo que pase el lunes, la semana que viene tendréis un par de sorpresas. ¡Estad atentos!

Edito: Si queréis ver el resultado de las votaciones de la final mensual podéis verlas y oírlas aquí.

lunes, 18 de mayo de 2015

Un día inolvidable

Vaya subidón llevo hoy. Muchas semanas participo en el concurso de Relatos en Cadena de la Cadena Ser. Nunca me habían seleccionado un cuento. Hasta hoy.
Esta mañana me han llamado porque habían seleccionado los dos cuentos que había enviado. ¡Los dos! ¡Y tenía que elegir uno! ¿Con qué hijo me quedo? Me he acordado de cuál le gustaba más a Teresa y no lo he dudado: he participado con Una herencia peligrosa.
Después de un par de llamadas más me han preguntado qué hago. Les he hablado de la informática, de Hecho Sin Tinta y de los cuentos del Señor Ocre. Y les ha encantado la historia de cómo la primera edición del libro se pagó con lo que mi madre ganó en Saber y Ganar y cómo el gran Jordi Hurtado tuvo el libro entre sus manos en antena y leyó un cuento.
A partir de ahí, nervios hasta que se han hecho las 18:00. Entonces me han vuelto a llamar y me han dejado en espera escuchando el programa.
Estamos hartos de ver en películas gente que habla con la televisión o con la radio, de lo raro que es comunicarte con un medio que suele ser unidireccional, pero hasta que no vives que la radio te nombre y te pregunte, no te das cuenta de lo raro que es. Afortunadamente soy una persona locuaz, con sangre fría y he sido capaz de enganchar tres palabras que no tengo nada claro que tengan algún sentido. En ese momento, Carles Francino ha contado la historia del Señor Ocre. No me lo creía.
Después han hablado con los demás. Qué envidia. Han hablado tranquilos y relajados, como si hablar con la radio fuese su pan de cada día, y han contado cosas interesantes.
Entonces ha llegado la hora de los relatos. Los han contado los tres. El mío, el primero. ¡Uno de mis cuentos siendo leído a nivel nacional en un programa de radio con una media de 1.000.000 de espectadores! Aún tengo los pelos como escarpias.
En las votaciones, los concursantes ha votado a otros. Me he quedado a cero. Al aire, pensaba. Entonces ha llegado el primer jurado y me ha votado. El segundo, también. Y el tercero, ¡también! ¡He ganado!
Me he abrazado con los compañeros de trabajo que aún quedaban por la oficina, hemos saltado reído y ha empezado el río mensajes de felicitación.
Ahora el siguiente paso es la final mensual. Uno de los votos sale del voto del público. Para poder votar sólo tenéis que entrar aquí, poner vuestros datos (nombre y correo electrónico) y seleccionar el Ganador de la semana 29, si consideráis que debéis votarme a mí. En la web podéis ver los tres relatos. Aquí podéis votar.
Y ya está. Eso es todo. Tan pronto como el audio esté disponible lo pondré aquí para que lo podáis escuchar y os podáis reír a gusto de mi tremenda labia. Hasta entonces, sed buenos Y VOTADME :P

EDITO: ¡El audio ya está disponible! http://cadenaser.com/programa/2015/05/18/la_ventana/1431963128_300396.html

PD: Por supuesto, sigo con la campaña de Cuentos por palabras: Si me das entre 2 y 5 palabras, a cambio te doy un cuento. ¿Quieres jugar?

sábado, 16 de mayo de 2015

Cuento: Desde el otro lado del espejo

Cada noche esperaba paciente a que las luces se apagaran. Durante unas horas el espejo del desván quedaba completamente a oscuras y la barrera luminosa entre los dos mundos se rompía. Primero miraba desde su lado del cristal. Si había alguien en la habitación, se escondía. Después se asomaba y, si no había peligro, salía.
Una vez en nuestro lado del espejo, trasteaba con los objetos que tenía a mano, los investigaba y trataba de imaginarse cuál era su utilidad. Así debía haber llegado a la conclusión de que, aquel objeto de madera formado por un palo unido a un círculo con muchas cuerdas cruzadas dentro, debía servir para cazar algún tipo de animal volador del tamaño de una rata pequeña. No funcionaba bien como abanico y cualquier bicho pequeño se habría escapado entre los agujeros. No quedaba otra posibilidad.
Cuando se sintió con confianza empezó a ir a otras habitaciones y a otras plantas. Supongo que nos vio dormir y le gustamos, porque la noche que entraron a robar, se encargó de espantar a los ladrones a raquetazos y de protegernos sin que llegáramos a enterarnos.
Sabemos todo esto por las cámaras que pusimos por la casa y que empezamos a revisar a raíz del intento de robo. Al revisar las grabaciones lo vimos ahí, etéreo, con la cara igual que el día que murió, tratando de recordar quién era y qué hacía él allí. Nos observaba y nos cuidaba sin hacernos ningún daño. De vez en cuando, incluso arreglaba la cocina. Supongo que por eso y porque su rostro era inconfundible, decidimos que lo mejor era dejarlo venir por las noches y que hiciese lo que quisiese.
Como nunca ha hecho nada malo hemos dejado de grabar. Ahora sabemos qué noches viene porque siempre dejamos un cuenco con sus caramelos preferidos. De vez en cuando aparece uno al que le han quitado el dulce y lo han vuelto a enrollar, dejando el envoltorio vacío en medio de todos para que algún incauto lo coja y se lleve un chasco; la broma favorita de la abuela.

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Este cuento no ha salido a partir de ninguna palabra que hayáis pedido. Hay un par de cuentos en la recámara con este motivo, pero hoy me apetecía otra cosa. Una historia de terror que, en realidad, tampoco da tanto miedo. ¿verdad?

PD: sigo esperando vuestras palabras para haceros cuentos.

sábado, 9 de mayo de 2015

Cuento: Memorias de una chica

La muchacha cogió una taza, la llenó de una infusión de regaliz con matices de menta y anís y se preparó para tallar los dados de alabastro. Después, con un clavo y mucha paciencia, fue dibujando las runas de lo que sería, a la postre, su última misiva.

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Ayer os presenté el cuento El Gran Descifrador que creé con las palabras que Ampa IES Eduardo Merelló ( @EAmpa ) me propuso a través de Twitter (alabastro, misiva, matiz, taza y muchacha). Cómo no, tenía un segundo microcuento que se enmarca dentro del mismo universo (o no, según prefiráis cada uno) y que también usaba esas cinco palabras. Espero que lo disfrutéis.

viernes, 8 de mayo de 2015

Cuento: El Gran Descifrador

 - ¿El siguiente? - preguntó el Gran Descifrador sin levantar la vista del papel que estaba escribiendo. Era el único que aún conocía el lenguaje antiguo y por eso, cada vez que aparecía una reliquia de los viejos tiempos, acudían a él.
- Creo que yo, señor - dijo el anciano señor Rodolfo abriendo la puerta con cuidado. Había sido un hombre fornido, pero sus no menos de ochenta años lo habían encorvado un poco y habían sugerido a su pelo blanco que se ausentara de su cabeza un poco más de lo que a él le gustaría.
- Por favor, tome asiento.
- Creo que han encontrado algo de mi hija - dijo el anciano sentándose en una silla frente a él y dejando un saquito de piel encima de la mesa -. En las catacumbas del templo ha aparecido una cápsula del tiempo muy antigua. Tenía su sello. Pero nadie sabe lo que dice. Quizá usted pueda ayudarme.
 - Veamos qué hay aquí - dijo el Gran Descifrador apartando el papel y esparciendo el contenido sobre la mesa: un montón de rocas cúbicas de apenas unos centímetros de lado llenas de marcas que parecían casi aleatorias. Se colocó las gafas redondas sobre la nariz, dio un sorbo a la taza de té caliente y ajustó la distancia entre la tripleta ojos, lupa y piedras hasta que pude ver con claridad.
- Es la escritura vieja del valle - dijo tras echar una ojeada rápida -. Dice así: “A falta de lápiz y papel - leyó, dando vueltas despacio a uno de los dados -, uso el clavo y el martillo sobre estas piezas de alabastro para dejarte mi última misiva. No llores por mí, padre, pues aunque sólo era una muchacha cuando me fui, he crecido sana. He tenido una buena vida aunque no haya podido conocer varón o criado una familia. La misión que me fue asignada lo ha sido todo y creo que la he cumplido. De lo contrario, no estarías leyendo esto”.
El Gran Descifrador paró unos segundos, intentando descifrar un trozo de mensaje que resultaba indescifrable incluso para sus habilidades de descifrador y con fama de poder descifrar todo lo descifrable.
- ¿Qué más dice? - preguntó el señor Rodolfo, acercándose a la mesa.
- Números. Diría que son coordenadas.
- ¿Es ahí donde se escondió con… eso? - balbuceó el anciano con los ojos llenos de esperanza.
- Quizá - contestó el Gran Descifrador guardando los dados dentro de la bolsa -. No lo dice. Pero si es el caso, nadie debe saberlo. Sin matices ni excepciones. Nadie más que nosotros. Se exilió para protegerse y para protegernos. No podemos traicionarla. No estamos preparados.
- ¿Entonces por qué nos dejó este mensaje?
- Porque tengo la esperanza de que llegará un momento en que sí seamos dignos de ella.
- ¿Llegaremos a ver ese momento? - preguntó el viejo bajando la cabeza -. ¿Llegaré a verla?
- Probablemente no - contestó el Gran Descifrador -. No creo que ni usted ni yo vivamos tanto. Quizá tengan suerte nuestros nietos. En cualquier caso, confío en su discreción.
- No se preocupe - dijo el anciano levantándose -. Cometí un error aquella vez y la puse en peligro. No volveré a fallarle.

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Este cuento surge porque por que Ampa IES Eduardo Merelló ( @EAmpa ) me propuso a través de Twitter escribir algo a partir de las palabras alabastro, misiva, matiz, taza y muchacha. Espero estar a la altura de sus espectativas.

Y recuerda, si quieres pedir un cuento sólo tienes que proponer tus palabras en los comentarios, contactándome por Twitter en mi cuenta @PepeFuertes o a través del formulario de contacto de la página. ¡Te espero!

viernes, 1 de mayo de 2015

Cuento: En un futuro no muy lejano

- No será mañana ni tampoco el año que viene - dijo la chica tumbada en el césped mirando al cielo, donde las nubes flotaban perezosas hacia donde las llevaba el viento -. Quizá, ni siquiera dentro de unos años. Pero algo te puedo asegurar: en un futuro no muy lejano, las personas entenderán por fin que juntos somos más fuertes, que no somos tan diferentes unos de otros y que podemos hacer que el mundo sea como queramos.
- El mundo ya es como algunos quieren que sea - le contestó él, recostado de lado, mirándola. No le interesaban las nubes -. Tu mundo de fantasía donde el amor y la libertad nos guía a través de la senda de la paz no existirá nunca.
- No mientras la gente no pueda sentir empatía.
- No se puede obligar a la gente a querer sentir lo que otros sienten o a querer ponerse en la piel de otros.
- Se puede con esto - dijo incorporándose, sacando una pequeña pistola plateada de juguete y apuntando al chico.
- ¿Qué es eso? - preguntó él, curioso.
La chica apretó el gatillo y un rayo de luz diminuto salió del arma y se estrelló en el pecho de él, que cayó al suelo inconsciente. Ella se acercó y le acarició el pelo.
- Cuando despiertes empezarás a sentir cosas que no entiendes - le dijo susurrando -. Sabrás lo que siente todo el mundo que te rodea. Serás como yo. No será mañana ni tampoco el año que viene. Quizá ni siquiera dentro de unos años. Pero algo te puedo asegurar: en un futuro no muy lejano todos serán como nosotros. Habremos cambiado el mundo.

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Este texto es la respuesta al cuento que pidió Micaela con las palabras futuro, amor y fantasía.

¿Te ha gustado? ¿Quieres pedir un cuento? ¡Pues déjalo en los comentarios!