Claudia observa el abismo que tiene ante ella. Sólo hay un camino para atravesarlo: un cable de acero. Nunca ha hecho funambulismo, pero eso no la va a detener. Debe llegar al otro lado, donde le espera el templo de la Primera Princesa Priscila con sus trampas, su laberinto y, por supuesto, sus tesoros. Las leyendas cuentan que no hay nada comparable y, de momento, todo se ha cumplido. Se estremece sólo de pensarlo.
Pero primero debe atravesar el precipicio. Mira hacia abajo. El río lleno de agua salpica y moja el cable, haciéndolo muy resbaladizo, así que va con cuidado. Pone los brazos en cruz como ha visto en muchas películas para mantener el equilibrio. Y avanza. Un paso cada vez. Va por la mitad del camino cuando escucha una voz procedente de la jungla.
- Claudia, cariño - le dice suavemente su madre -, ¿por qué no dejas de hacer equilibrios por las juntas de las baldosas y te sientas?
- Pero debo conseguir el tesoro de la Primera Princesa Priscila - contesta ella señalando lo que su padre tiene en las manos.
- Toma - dice él dándole un vaso de zumo recién exprimido -. Y ahora haz caso a tu madre.
- Sí, papá - contesta ella antes de sentarse a beberse su trofeo.
Está fresquito y le dará fuerzas para atravesar la Gran Catarata de Agua Caliente, caminar hasta la Mansión del Conocimiento y resolver los puzzles del Preguntador Maestro. Pero esas aventuras empezarán después del desayuno.
viernes, 23 de octubre de 2015
Cuento: La gran aventura de una pequeña exploradora
viernes, 16 de octubre de 2015
Cuento: ¡No me carguéis!
- ¡Cuánta fuerza y qué poca puntería! - gritó el doctor Smith desesperado -. Hemos gastado millones desarrollando el tirachinas lanzador de cohetes. Pero para controlarlo necesitamos tu maldita inteligencia artificial que no para de enviar las naves a cualquier sitio excepto a donde queremos.
- Qué edad tiene, ¿catorce años? - contestó el doctor García pensativo -. ¡Claro! ¡Es un adolescente! Deberíamos indicarle que envíe la nave a todos los puntos del espacio conocido excepto al que queremos que vaya. Estoy convencido de que sólo por llevarnos la contraria lo hará bien y, en el peor caso, exploraremos lo desconocido.
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Nuevo cuento enviado al concurso de Relatos en cadena. Como siempre, intento darle una vuelta a la frase para no seguir por los caminos habituales, lo que a veces está bien y otras, pues no.
¿Os ha gustado? Pues espero vuestros comentarios y sugerencias.
viernes, 9 de octubre de 2015
Cuento: Rosaura y los planes de boda del librero
Hoy lo voy a hacer al revés. Os voy a contar de qué va esto y después os contaré los cuentos. ¡Y esta semana son dos!
Hace un par de semanas se hizo viral en internet una nota pegada en la puerta de una librería sevillana llamada La Casa Tomada. Os la dejo aquí por si no la conocéis:
Como veis es la típica nota de vuelvo enseguida pero con mucha más gracia. En realidad es un cuento de Mª José Barrios que es ideal para este cometido. Sobre el hecho de que haya gente que considere la nota machista no voy a hacer ningún comentario. Me parece que no tiene sentido.
Total, que aprovechando el tirón mediático decidieron convocar el I Certamen exprés de microrrelatos “CONVENCE A ROSAURA” o “ROSAURA, TÚ QUE PIENSAS DE TODO ESTO” y que debía contar en 150 palabras lo que piensa Rosaura o convencer a la chica de irse o no con el librero. Parte del premio consitía en que el cuento sería pegado debajo del original en la puerta de la librería. Ante esta idea no pude resistirme y decidí presentarme con estos dos cuentos, uno con cada temática:
Rosaura, tú que piensas de todo esto:
Señor librero, no soy la Rosaura que busca. He investigado y su Rosaura, esa que ama con locura, ya le dijo que sí y le espera en casa con su hijo Anselmo. Si no me cree vaya al portal que hay entre la sastrería de la esquina y mi bar y pulse el timbre número tres o llame al número de teléfono que dejo aquí abajo.
Por favor, vaya a verlos. Después vuelva y cuénteme qué pasó. Quiero escribir su historia. *
* He cambiado el final del cuento porque ahora, releyéndolo, se me ha ocurrido uno que me gusta más, aunque no creo que cambiara la decisión del jurado.
Convence a Rosaura:
Estimada Rosaura.
Por lo que veo compartimos nombre y acosador. Pero no somos las únicas. La Asociación de Rosauras Pretendidas por el Librero (ARPL) se formó después de que este individuo lo intentara con la cuarta Rosaura. Ya somos veinte. No hemos conseguido averiguar cómo se llama ni dónde se esconde, porque la librería que usa nunca es suya, pero el patrón que sigue es claro: está obsesionado con nuestro nombre.
No sé cuánto tiempo lleva acosándote, pero te ofrecemos nuestra ayuda para lidiar con este desequilibrado.
Un abrazo,
Otra Rosaura.
PD: cuando llames a la policía, háblales de nosotras. Te ahorrará muchas explicaciones.
Y el ganador fue... otro. La verdad es que me gustan mucho tanto el ganador como el accésit y las explicaciones del jurado me parecen perfectas.
Espero que os haya gustado esta historia y que os decidáis a compartirla. ¡Hasta el viernes que viene!
viernes, 2 de octubre de 2015
Cuento: Última oportunidad. Otra vez
El bate, «¡Eso, bate!», se le resbalaba de las manos pringosas. Perfecto. Sufría amnesia, anomia y estaba solo y cubierto de aceite en una sala de paredes de piedra casi vacía. Estaba ese gong gigante y esa luz en el techo, pero nada más. Ni puertas ni ventanas.
Transformó la impotencia en ira y ésta la canalizó hacia el disco metálico a través del bate con un golpe que acumulaba todas sus fuerzas. El sonido retumbó en los muros, los resquebrajó y le recordó por qué se había vuelto a meter allí. Mientras el aceite inundaba la sala a través de las grietas buscó el móvil. Tenía que enviar el mensaje que salvaría a Claudia.
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Adivinad. De nuevo un cuento de los enviados al concurso de Relatos en cadena, de nuevo con aquella frase tan complicada. Esta vez intenté darle una vuelta de tuerca y, después de muchas vueltas, quedó esto.
No sé si tiene sentido, pero en cien palabras y dos días no pude sacar más. Espero que os guste.