No sé muy bien cómo he llegado a este punto, pero alguien me ha enviado un correo pidiéndome que ponga aquí un relato suyo. Dice que "quiere que un público distinto al que tiene habitualmente le eche un vistazo". Me he sentido muy extraño cuando me ha pedido que se lo corrija. ¡Como si yo fuese un profesor o alguien que sabe mucho de narrativa! Casi no he tocado nada :P
En cualquier caso, hay cosas que hay que hacer por la familia. El remitente es mi primo, casi un hermano, responde al nombre de Fuertes y éste es su relato:
Roto
Se encontraban los dos en un banco sentados frente a frente.
- ¿Sabes qué? Se ha roto un pedazo de mi corazón.
- ¡Vaya! ¿Y cómo lo sabes?
- He sentido un golpe y lo he notado resquebrajarse.
- ¡Qué mala suerte! El mío sigue intacto, aún no lo he abierto, ni he pensado en hacerlo.
- No me lo creo, seguro que te han entrado ganas.
- Quizás, pero lo estoy guardando para más tarde.
- ¿Y de qué color es el tuyo?
- ¿Cómo va a ser? Pues rojo.
- El mío también. Qué envidia, ojalá el mío estuviese todavía entero. Me gustaba más así.
Se produce un incómodo silencio.
- Te veo triste. ¿Quieres mi corazón?
- ¿El tuyo? No sabes cuánto lo deseo. Pero entonces tú te quedarías sin el tuyo. Además, el mío está hecho pedazos.
- No te preocupes. Lo repararé. Sino, roto o no, lo querré igual.
Dicho esto, se intercambiaron las piruletas.
Podéis opinar :)