viernes, 12 de diciembre de 2014

Salir del armario

Un armario no es un buen escondite. Sobre todo cuando lo que fue mi familia deambula por la casa, mientras lo que era mi hermana aporrea rítmicamente la madera que nos separa. Sabe que estoy aquí aunque, de momento, se conforma con llamar a la puerta.

Repaso mi último cálculo. Me queda comida para dos días, agua para uno y unos minutos de cordura. A la puerta le queda mucho menos. Decidido, desmonto la barra que servía de perchero para usarla como arma, cojo la mochila con las provisiones, abro de un empujón, tropiezo y caigo al suelo.

Mi familia me espera vestida de cumpleaños con gorritos, guirnaldas y manchas de sangre reseca cubriendo sus trajes de gala. Al verme, se lanzan sobre mí abrazándome, atrapándome, devorándome.

Nunca hubiese pensado que acabaría siendo la tarta de mi fiesta de cumpleaños.

4 comentarios:

Micaela ela dijo...

Eres como un pastelito... ummm!que me lo como!!!!
Eso es salir del armario y lo demás son tonterías.

Micaela ela dijo...

Eres como un pastelito... ummm!que me lo como!!!!
Eso es salir del armario y lo demás son tonterías.

Unknown dijo...

holocausto caníbal al teu aniversari jajajaja molaaa

Oyros dijo...

En realidad son ¡Zombies! Ojalá nunca tenga que salir de un armario de esa forma.