sábado, 27 de diciembre de 2014

Intercambio de mensajes

El mensaje era claro, conciso, breve y letal: no insistas, decía. Lo había escrito con rabia y frialdad, imitando la letra de su amante, tras ver cómo su esposa y compañera de isla prefería dedicar el tiempo a un hombre que jamás volvería a ver, mientras él estaba allí, protegiéndola cada día. Para hacérselo llegar, metió el papel en la botella, aún ensangrentada, con que había eliminado al otro. Cuando ella lo leyó se puso a llorar. Él estuvo tentado de contarle la verdad. Pero calló y la abrazó, dispuesto a vivir con aquel secreto hasta que la libertad los separara.

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