viernes, 26 de diciembre de 2014

Aún vivo aquí

El mensaje era claro, conciso, breve y letal: “No insistas”, decía. “Ya no te necesito”, continuaba la nota grapada en el exterior de la puerta. El fumigador la leyó una vez más antes de recoger sus trastos. Si había vuelto tantas veces era porque la voz angustiada del dueño de aquella vieja mansión de madera lo perseguía. “Me invaden”, lo había oído gritar en una ocasión.
Si hubiese entrado en la casa habría encontrado el cadáver del antiguo dueño tirado en el sofá, aún sentado en el sofrá frente a la televisión. Si al alejarse por el camino de grava se hubiese girado y hubiese mirado a lo alto, habría visto al dueño, un poco más brumoso y espectral de lo normal, una figura casi translúcida, mirando por la ventana. Lo habría visto escribir tres palabras sobre el agua condensada del cristal. El título perfecto para un cuento: "Aún vivo aquí".

4 comentarios:

Micaela ela dijo...

Qué terrorífico!!!! chupao por bichos... tal vez venidos de otra dimensión.

Micaela ela dijo...

Qué terrorífico!!!! chupao por bichos... tal vez venidos de otra dimensión.

ÉDUCACIO DASDUNT dijo...

Me imagino al viejo, su casa, el tacto de su sofa y a su espectro. Y eso tiene mucho merito en un cuento tan corto

Oyros dijo...

Seguir viviendo en tu casa mucho después de que acabe tu vida.