- Pero ya nada sería igual por mucho que lo intentáramos, ¿verdad? - preguntó Marcos y sus palabras flotaron en el aire.
- He cambiado - contestó Ana -. Estás enamorado de alguien que ya no existe y nunca llegarás a aceptarlo. Al final, tu idea de cómo debería ser se interpondrá entre nosotros. ¿Quieres vivir esa historia?
- No ocurrirá así. Estoy enamorado de la persona que fuiste y de la que eres ahora. Dame una oportunidad. No tienes por qué pasar tú sola este trago. Te quiero.
- Lo sé, pero a los muertos no nos permiten amar. Por favor, rompe el hechizo. Déjame marchar.
La frase de inicio forzada para este cuento era "Pero ya nada sería igual".
- He cambiado - contestó Ana -. Estás enamorado de alguien que ya no existe y nunca llegarás a aceptarlo. Al final, tu idea de cómo debería ser se interpondrá entre nosotros. ¿Quieres vivir esa historia?
- No ocurrirá así. Estoy enamorado de la persona que fuiste y de la que eres ahora. Dame una oportunidad. No tienes por qué pasar tú sola este trago. Te quiero.
- Lo sé, pero a los muertos no nos permiten amar. Por favor, rompe el hechizo. Déjame marchar.
La frase de inicio forzada para este cuento era "Pero ya nada sería igual".
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