jueves, 27 de noviembre de 2014

La fórmula

- Pero ya nada sería igual - dijo el profesor quejándose -. Si quitas ese signo, la ecuación cambia su significado y ya no sirve. O quizá sí.

 Se quedó mirando la pizarra un momento antes de atacarla con la tiza. Con un repiqueteo rítmico fue desarrollando y expandiendo aquella idea. Paraba de vez en cuando, daba un paso atrás y repasaba lo que había hecho. Simplificó una última vez y sólo quedaron tres letras. Todo encajaba. Era perfecto.

Memorizó la fórmula, la borró y abrió la ventana. Después de tantos años, por fin tenía la respuesta final. Saltó al vacío. El mundo aún no estaba preparado.

4 comentarios:

setreuf dijo...

Me quedo sorprendido, porque el suicidio?
Si todos los científicos e inventores se hubieran tirado por la ventana, estaríamos en la edad de piedra.

Oyros dijo...

Se me ocurre al menos una razón: que haya descubierto el arma que podría destruir a la humanidad en solo un segundo. Como investigador necesitaba saberlo, pero como persona sabía que nadie más debía tener ese conocimiento. Quizá debería ponerlo en el cuento, pero la limitación de palabras lo complicaba mucho.

Micaela ela dijo...

Es muy muy bueno.

Micaela ela dijo...

Es muy muy bueno.