La palabra clave
El masajista no tardó en reconocer aquel lunar bajo la nuca de su cliente que lo identificaba como un inquisidor. Tras semanas de tratar a cargos inferiores del Ministerio de la Verdad, por fin tenía un pez gordo. Con cuidado de no alertarlo, dibujó unas runas en el aire, le tocó la espalda y lo sumió en trance.
—Dónde está Sara Dolovich —susurró Marius.
—¿La bruja? —contestó el paciente adormilado—. Donde todas. En la Catedral Inacabada.
Al masajista se le erizó la piel. Interrogarían a su hermana en la peor cárcel del imperio. Para rescatarla necesitaría información, tiempo y toneladas de suerte. Pero alguien llamó a la puerta. Tendría que dejar el interrogatorio para otro momento.
—Cuando escuches “cachivache”, me obedecerás —susurró al inquisidor y, con un gesto, le despertó.
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Este cuento forma parte del universo del cuento de Una herencia peligrosa y es una especie de experimento: ¿se puede contar una historia grande a base de micro relatos? Mi respuesta es que, quizá, pero es muy, muy complicado.
Todos los cuentos que entren en este universo colgarán de la categoría Una herencia peligrosa. Original que es uno.
viernes, 1 de diciembre de 2017
Cuento: La palabra clave - Una herencia peligrosa
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