¿Qué será lo que le ponía su madre? ¿Cómo lo hacía ella para que estuviese tranquilo y comiera en la mesa? Cogerlo en brazos es casi imposible y nunca hace caso. Siempre está revoloteando y mordisqueando muebles y los libros no dicen gran cosa sobre los suyos. Hablan de ellos como si fueran sólo leyendas. En uno leí una palabra que sí entendían. A ver, ¡Drakaris! Oh, cielos, ¡no! ¡Las cortinas no! ¡Jorah, rápido, trae el extintor!
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