Como sombras disipadas por un nuevo amanecer. Las devoro antes de que se acostumbren al sol, antes de quedarse ciegas, antes de que se escondan en bosques tenebrosos y oscuros donde se alimentarán de frío, humedad y miedo hasta convertirse en pesadillas.
Mi misión es detenerlas. Las consumo y guardo sus restos inmortales en fiambreras oscuras, donde las oigo renacer arañando las paredes. Espero al amanecer para abrir la tapa y permitir que las toque el sol, que las caliente, que les haga soñar con la libertad, con la luz, con lo que nunca serán; a que las debilite y así yo pueda desayunar un día más.
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Os propongo un juego: Intentad imaginar este personaje, describidlo y elucubrad sobre qué le pasaría a ese mundo si dejara de lado su misión.
Ya tenéis faena :)
sábado, 16 de enero de 2016
Cuento: Desayunando entre las sombras
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1 comentario:
No puedo dejar de ser libre, tienes que seguir cuidando a esa fiambrera y darnos de desayunar a muchas almas.
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