viernes, 25 de septiembre de 2015

Cuento: ¿Cómo se llamaba el palo?

El bate, «¡Eso, bate!», se le resbalaba de las manos pringosas. Entre el sudor, la lluvia y el barro aquello era inmanejable. Se suponía que él sólo debía aparecer guapo en las fotos. Era imagen, nada más. Sin embargo allí estaba, el último bateador de la gran final, plantado en medio del estadio, esperando a que lanzaran. Porque para cobrar tenían que ganar y, para eso, tenía que batear la dichosa pelota.
“Que me parta un rayo si se me ocurre alguna manera de salir de esta”, pensó.
No vio la luz, no escuchó el trueno, ni tampoco ganó el partido. Pero es inmortal. Nadie puede olvidar la foto de su cadáver carbonizado.

---

Seguimos con los cuentos enviados al concurso de Relatos en Cadena. La frase de esa semana era realmente complicada y no dejaba demasiados caminos que seguir. Este fue uno.

¿Se os ocurren otros caminos que seguir partiendo de esa frase?


2 comentarios:

Micaela ela dijo...

"Cuidado con lo que pides, tal vez los dioses te lo concedan".
Y así le ocurrió al bateador que tenía que batear la dichosa pelota.
Me gusta el cuento.

Unknown dijo...

Macabro