viernes, 13 de marzo de 2015

Cuento: Libertad imaginaria

Seguía atrapado allí dentro pero ya no le importaba. Hacía tiempo había ansiado la libertad, dejar atrás los golpes en la jaula, los gritos de los niños y las fotos de los turistas. Pero todo eso era cosa del pasado.
Se tumbó, cerró los ojos y se acercó a la nariz el trozo de plástico verde con forma de árbol que había robado a un visitante. Aspiró con más fuerza que nunca para que los químicos del olor del pino artificial llenaran sus pulmones y su cabeza, iniciando el último viaje, ese con el que escaparía definitivamente del zoo.

3 comentarios:

Lucia dijo...

Un gran turista.

Micaela ela dijo...

La libertad eterna!
Me ha gustado mucho.

Penélope dijo...

Soñar es vivir...