viernes, 20 de marzo de 2015

Cuento: A la deriva

Seguía atrapado allí, dentro de la jaula metálica, flotando en medio del océano, sin tierra a la vista. El barco lo había abandonado a su suerte, dejándolo en compañía de tres tiburones que no paraban de rondarle, golpeando de vez en cuando los barrotes con su cola. Perseguían el hilillo de sangre que salía por una herida en su brazo. Sólo necesitaba mirar en sus ojos negros para saber que no eran malos, que sólo querían darle un último beso de buenas noches.
Repasó sus opciones: morir congelado, de sed o ahogado. Abrió la jaula y salió. El beso de un tiburón era lo más rápido.


2 comentarios:

Micaela ela dijo...

... y cariñoso.

Anónimo dijo...

Hermoso cuento. Me ha emocionado. GRACIAS