viernes, 4 de noviembre de 2016

Cuento: ¡No juegues con el fuego!

Cuando se prendieron las cortinas de la cocina supe sin lugar a dudas que las dulces y premonitorias palabras de mi madre que me indicaban con amor que quizá no era una buena idea fabricar y probar un lanzallamas dentro de casa se iban a transformar en algo menos dulce, menos premonitorio, menos amoroso y, muy probablemente, mucho más sólido. Puede que incluso tuviese forma de zapatilla voladora.
Aunque quizá, si consiguiese apagarlas y reemplazarlas por unas iguales…
Sé que siempre hay dinero en el tercer cajón del estudio. Necesitaré para el autobús, para las cortinas y para unas chuches. Debo tener un premio por ser buen hijo.

2 comentarios:

Micaela ela dijo...

Este cuento era caballo ganador. Me encanta.

Oyros dijo...

Gracias!