viernes, 8 de abril de 2016

Cuento: Atención al cliente

Cada vez que le hablaba del último sobre rechazado, el mensajero se acurrucaba en un rincón del sótano y rezaba en silencio. Era el tercer día consecutivo que su interlocutor y anteriormente mejor cliente, el señor García, insistía en ponerle una reclamación por la última modificación de las normas del servicio postal.
El repartidor trataba de hacerle entender con voz temblorosa que, aunque sus argumentos eran extremadamente convincentes y que aquel cuchillo era un gran aliciente, él no podía hacer nada. Para quejarse formalmente debía ir a una oficina.
Todo porque ya no le dejaban enviar cartas amenazadoras y trozos de cuerpos humanos a las familias de sus víctimas.

3 comentarios:

Micaela ela dijo...

¡Pobre mensajero!
Es que hay personas muy violentas cuando no consiguen sus propósitos.
Cuidadín.
Besotes.

Unknown dijo...

Macabro

Unknown dijo...

Macabro