Se asomó sola por la escotilla para ver amanecer. El mundo seguía a oscuras, excepto por algunos puntitos de luz salteados en la superficie. Como cada noche, los contó y los apuntó. India se mantenía en veintinueve. Rusia había pasado de quince a catorce, pero tampoco era una oscilación extraña. A veces los grupos se juntaban o se escondían. Arabia seguía dándole esperanzas. Las telarañas de Dubai y Riad permanecían tan luminosas como siempre y lamentó no poder preguntarles cómo lo conseguían.
Antes de que la luz del sol empezara a filtrarse por el horizonte, pudo ver Europa. Era descorazonador ver que, después de un año, seguía completamente muerta.
viernes, 5 de mayo de 2017
Cuento: Girar sin parar
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3 comentarios:
Glupsss
solo aparentemente !!!
Esperemos que los mandamases no hayan olvidado la Historia y no se repita una guerra en este trocito del mundo.
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