viernes, 7 de abril de 2017

Cuento: Regalo nupcial

Cerró los ojos y sopló las velas con todas sus fuerzas, pero la barca ni se apagó ni se movió. Lobo miró a Caperucita estupefacto. Su soplido nunca había fallado. La chica, ignorándolo, interrogó en silencio al pequeño incendio que mordisqueaba las lonas, pero éste se limitó a encogerse de llamas. Ella tenía que estar cerca. Rastreó la orilla y no tardó en encontrarla. La abuelita estaba sentada en un tronco observando la escena y, antes de que Caperucita pudiese hacer algo, la anciana sonrió y el fuego se extinguió. Después se levantó, se despidió y se internó en el bosque, dejando atrás una cestita de mimbre.


1 comentario:

Micaela ela dijo...

¡Cuánta sabiduría la abuelita de Caperucita!