De pie, sentado o tumbado, en una calle cualquiera, una playa o una pista de atletismo, vestido con tus mejores galas, unos trapitos o la ropa de hacer deporte, mientras nieva, llueve o hace un sol de justicia. Quizá llegas tarde a una cita o tienes por delante todo el tiempo del mundo. Da igual. La sensación es la misma: notas el cuerpo ligero, los muslos fuertes y las piernas ágiles. Ha llegado el momento.
Aceleras el paso. El cuerpo te pide velocidad, comienzas a correr y en unos segundos llegas a la máxima velocidad que pueden darte tus músculos. Estás siendo tan rápido que el viento sólo puede apartarse de tu camino y dejarte pasar. Sonríes y disfrutas, dejando que acaricie tu cara y mese tu pelo. Durante unos instantes el tiempo avanza más despacio y parece detenerse a tu alrededor. El cansancio está buscando el vehículo que pueda alcanzarte, pero no existe. Aún no. Sientes los pies flotando sobre el suelo y sabes que si tuvieras alas podrías saltar, despegar y volar hasta rozar las nubes con la punta de los dedos. Si quisieras, podrías saborear el cielo.
Llega entonces la fatiga, fiel compañera de aventuras, hermana del cansancio, pidiendo que pagues. El vehículo es caro. Corre a tu lado y te observa, preguntándose dónde debe morder primero. Unas veces decide ir a por las piernas, haciéndolas pesadas o golpeándolas. Otras te arranca el aire del pecho o clava agujas en tu abdomen. Si es imaginativa puede decidir romper una parte de tí. Maldita sea. Es el momento de parar. Vas frenando. El aire empieza a cerrarte el paso, haciendo de cada paso un esfuerzo sobrehumano.
Al final acabas exhausto, andando o parado, agarrándote las rodillas, los flancos o el lugar que haya herido el cansancio. A pesar de todo sigues sonriendo, pues sabes que has sido rápido y te preguntas mientras jadeas cuánto tardarás en recuperarte, cuándo podrás ser libre de nuevo.
lunes, 3 de marzo de 2008
Preparados, listos...
Estantería:
Cosas que pasan
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4 comentarios:
A pesar de que casi me convences con este texto, lo digo: NADAR MOLA MÁS!!!
Pero aun así me vendo: las zapatillas de clavos son un agozada sobre tam-tam :)
La verdad es que por cómo lo describes hasta me plantearía salir a correr... Pero soy tan perezosa.. ¬¬
Saludos!!
Mi parte favorita es cuando tu cuerpo ya no puede más, pero piensas:
"que no? anda para lanteeeee!!"
(el poder de la mente sobre la materia, pero no durante mucho rato ...)
Calcetines: nunca pude probar con tacos, sólo el tam-tam. Quizá algún día.
Demuxos: todo es ponerse
arwassa: En el momento en que el poder de la mente se agota, reinicias y lo vuelves a poner en marcha. Así hasta el infinito o hasta que los calambres en las piernas te dejen tirado por el suelo :P
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