viernes, 25 de diciembre de 2015

Cuento del Señor Ocre: El Investigador

Después de una pausa más o menos larga el Señor Ocre vuelve a las andadas con un cuento sobre lo que ocurrió anoche en muchas casas. Además, lo podréis leer en castellano y ¡también en inglés!

¡Feliz Solsticio de Invierno a todos!

viernes, 18 de diciembre de 2015

Cuento: Un plan perfecto

Abandonan, primero uno y luego el otro, la habitación del hotel. Avanzan con seguridad por el pasillo, con ese aire de tener todo el derecho a estar en un lugar que abre cualquier puerta que no requiera una huella dactilar o un escáner de retina. Llegan al vestíbulo donde la policía trata de controlar y cachear sin éxito a una muchedumbre que huye de la alarma antiincendios. No les resulta difícil esquivarlos y salir al exterior, donde desaparecen.
Se encontrarán con Boris en una horas, le darán la caja y cobrarán. Aún no saben que se han equivocado de objetivo ni lo mal que le sientan al Ruso los fallos tontos.

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Seguimos con los cuentos cortos. Monodosis, como el café, para no cansaros. Porque quiero que volváis :)

viernes, 11 de diciembre de 2015

Cuento: Un encargo muy peligroso

Vuelven a dejarlos debajo de sus camas, donde los encontraron, y salen corriendo. No les han quitado las mordazas ni las esposas. No hace falta. No han acabado de bajar las escaleras cuando oyen sus risas macabras, esas que no les han dejado dormir durante los dos días que los han tenido retenidos.
Debía ser un trabajo sencillo: secuestrar a un par de niños para pedir un rescate. Eso es lo que parecen cuando llegan al coche y miran hacia la ventana: niños que sonríen y saludan con la mano. Arrancan chirriando rueda y no paran hasta llegar a la frontera.
Nadie dijo nada de vampiros.

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Vale, sí, repito frase de inicio de la semana pasada y de la anterior y me siento obligado a repetir la pregunta. ¿Cuál de los tres os ha gustado más?

viernes, 4 de diciembre de 2015

Cuento: Corazones Anestesiados

Vuelven a dejarlos debajo de sus camas, metidos en cajas irrompibles selladas con desidia y desdén camufladas entre recuerdos sucios y olvidables. Los han sacado un momento, el tiempo justo de comprobar que las grietas casi han desaparecido, y los han guardado de nuevo antes de ir a dormir. Tras tantos años de convivencia han llegado a la conclusión de que la mejor manera de protegerlos es no sentirlos, sin darse cuenta de que hace mucho tiempo que dejaron de latir.

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Se repite la frase de inicio de la semana pasada, aunque cambio un poco el tema y el registro. ¿Cuál de los dos os ha gustado más?

Sólo espero que no tengáis vuestro corazón metido en un caja para ver si se arregla de no usarlo.