El bate, «¡Eso, bate!», se le resbalaba de las manos pringosas. Entre el sudor, la lluvia y el barro aquello era inmanejable. Se suponía que él sólo debía aparecer guapo en las fotos. Era imagen, nada más. Sin embargo allí estaba, el último bateador de la gran final, plantado en medio del estadio, esperando a que lanzaran. Porque para cobrar tenían que ganar y, para eso, tenía que batear la dichosa pelota.
“Que me parta un rayo si se me ocurre alguna manera de salir de esta”, pensó.
No vio la luz, no escuchó el trueno, ni tampoco ganó el partido. Pero es inmortal. Nadie puede olvidar la foto de su cadáver carbonizado.
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Seguimos con los cuentos enviados al concurso de Relatos en Cadena. La frase de esa semana era realmente complicada y no dejaba demasiados caminos que seguir. Este fue uno.
¿Se os ocurren otros caminos que seguir partiendo de esa frase?
viernes, 25 de septiembre de 2015
Cuento: ¿Cómo se llamaba el palo?
viernes, 18 de septiembre de 2015
Cuento: Invasión magnésica
Al abrir el contenedor, se dio cuenta de que estaba empezando a olvidar el nombre de las cosas rojas que flotaban en el cielo. Se esforzó en recordar. Ammm-nésicos. Vio uno reflejado por casualidad en un espejo roto y supo inmediatamente cómo llamarlos. Amnésicos. Eran miles y cumplían perfectamente con su objetivo: que nadie recordara que estaban ahí. Amnésicos. Debía averiguar quién los había puesto ahí y por qué y detenerlos. Era la única esperanza de la humanidad. Amné…
- Gracias, joven - le dijo una anciana tirando la basura en el contenedor que él mantenía abierto.
- De nada - contestó él automáticamente.
Acto seguido también él tiró su bolsa y cerró el contenedor. Magnésicos, pensó, aunque no supo por qué.
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De nuevo un cuento que envié al concurso de Relatos en Cadena y que no salió elegido. De nuevo ciencia ficción, aunque quizá no muy original.
¿Cómo parar una invasión que no sabes que está ocurriendo? ¿Qué hacer si cada vez que dejas de observar a tu invasor lo olvidas por completo? Escribí este cuento sin recordar que ya habían tratado un tema parecido en Doctor Who. A veces crees que estás haciendo algo extremadamente original cuando en realidad sólo estás reciclando ideas.
Espero vuestros comentarios.
viernes, 11 de septiembre de 2015
Cuento: De gatos y ratones
Al abrir el contenedor, se dio cuenta de que estaba empezando a olvidar el nombre de las cosas. Primer síntoma de un intento de hackeo. Cogió dos cosas cilíndricas de cosa dura de cosa de beber, las partió y las convirtió en una cosa para la… cabeza. Se ajustó el casco. Volvía a tener el control.
Rastreó la señal hasta un furgón pintado con el inconfundible gris de los Cazadores de Sintéticos del inspector García. Desde luego, eran persistentes. Sacó una granada de pulso electromagnético de un bolsillo y la lanzó al vehículo que, con un parpadeo, se apagó. Alguien maldijo desde dentro y eso alegró al androide. El humano seguía vivo. Podrían jugar un poco más.
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Volvemos con los cuentos presentados en el concurso de Relatos en Cadena. Este no fue seleccionado, pero os lo dejo aquí. La frase de inicio era "Al abrir el contenedor, se dio cuenta de que estaba empezando a olvidar el nombre de las cosas". ¡Un cuento en sí mismo!
Os dejo leerlo y, como siempre, espero vuestros comentarios. ¡Hasta pronto!
viernes, 4 de septiembre de 2015
Cuento: El virus
Todo empezó con un video en internet. No era nada especial. Muñequitos de colores bailando sobre un fondo negro al ritmo de música. Ahí estaba el problema. En la música. La canción era repetitiva y sencilla, nada especial, cuatro notas, pero extremadamente pegadiza. Cuando la escuchabas una vez se repetía en tu mente sin parar y ya no te la podías quitar de la cabeza. El Virus, la llamaban. Resultaba tan pegadiza que la gente empezó a contagiar a otras personas sólo para fastidiar.